Jirones
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La pequeña oruga de vivos colores oteaba el mar desde la copa del árbol más alto del bosque, moviendo su cabecita a un lado y al otro con un gesto preocupado de desaprobación.

– Parece que está cambiando el viento y eso casi nunca es bueno – dijo para sí con su vocecita de oruga. Luego, de debajo de alguna de sus pequeñas patas, sacó una minúscula pipa, la acercó a su boca, aspiró profundamente y expulsó el humo dibujando un perfecto anillo en el aire que flotó, suave, alejándose lento hacia la playa.

– …casi nunca es bueno – repitió de nuevo mientras comenzaba a descender despacio por el tronco.

Hubo una ligera brisa que movió las hojas de los árboles; entonces, un extraño remolino atravesó rápidamente de una punta a otra el bosque sin que nadie se percatase de ello. La oruga se detuvo en su descenso y miró de nuevo a lo lejos:

– El viento este verano es extraño. Y ya ha ocurrido alguna vez. Nada bueno puede pasar. Nada bueno… – se volvió a repetir en voz alta, como hablando para sí.

A lo lejos, en la granja del señor Bauernhof, Claudia, la vaca, pastaba tranquilamente, como cada mañana, masticando la hierba fresca del prado que se extendía ante ella. De repente se sintió inquieta, alzó su testuz al frente mientras seguía masticando y pudo ver cómo algo parecido a un remolino se acercaba rápidamente desde el bosque, saltaba la valla que delimitaba la granja y pasaba sobre ella enmarañando la mata de pelo negro que adornaba su cabeza. Dio un respingo, saltó hacia un lado y miró  su cuerpo para ver si estaba entera. Por suerte parecía que sí, pero entonces se dio cuenta de que todas sus manchas negras habían cambiado de forma y de posición. Sintió que se mareaba de la impresión y estuvo apunto de desmayarse, hasta que recordó que una vaca que se precie nunca se desmaya. Eso sí, el disgusto le cortó la magnífica leche que llevaba en su interior. 

Cuando el señor Bauernhof fue aquella mañana a ordeñarla se quedó estupefacto al ver que su hermosa vaca, la que daba la leche más sabrosa de toda la región, ya no daba leche sino yogur.

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