Desde el balcón

Balcones. De momento se llama así.

Llevo meses intentando buscarle un nombre a una nueva sección. En mi cabeza se ha llamado esbozos, garabatos, apuntes, trazos, garabundias (una mezcla entre garabatos y vagabundo), minucias, píldoras, ráfagas, fogonazos, retales, virutas, borradores, hilos, destellos

Todos han tenido opciones, aunque reconozco que Garabundias sigue resonando en mi cabeza como un buen nombre para algo. El caso es que llevo tiempo pensando que, como ejercicio de escritura, podría intentar pergeñar pequeñas biografías o semblanzas de alguna de la gente con la que me voy cruzando a lo largo del día.

¿No os ha pasado nunca que os encontráis con gente anónima por la calle y os imagináis su historia? Pues algo parecido.

Por eso lo de Balcones. Porque desde los balcones observamos a las personas sin que nos vean, pero sólo durante el rato que están ahí delante. Luego vuelven a sus vidas, saliendo de nuestro campo visual, y no sabemos hacia dónde van, ni qué harán, ni qué tendrán en su cabeza o en sus corazones. Sólo podemos imaginarlo. Eso quiero hacer en esta sección.

No sé qué rumbo va a terminar tomando, ni qué tipo de historias saldrán de aquí, si es que sale algo mínimamente aceptable. Tampoco tengo claro el tono. Supongo que todo se irá engrasando conforme vaya escribiendo…, o no. Ya veremos.

De momento las puertas de este balcón están abiertas. ¿Nos asomamos?

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